Teatro. BETTIE PAGE. Un hueco en el corazón. Show musical a diez pulsaciones de distancia. (Fragmento)
(...)
BETTIE:
Cuando te dejan de querer es como si tuvieras mucha
hambre. Muchísima. Pero no tienes hueco en el estómago. Es aquí dentro donde
tienes hambre. En esta cavidad del centro del tórax que apunta ligeramente
hacia el costado izquierdo. Es un agujero, es un órgano vacante, una oquedad
desierta, que ocupa poquito, muy poco, lo que abarca tu puño cerrado, menos de 230
gramos, nada más. 2+3+0, 5. Un vacío pequeño de ausencia insaciable.
LA RUBIA durante el siguiente parlamento acerca su tarima, toma a BETTIE en su regazo y comienza a azotarla mientras en la pantalla se suceden
fotos de iconografía BDSM.
Y ese apetito de latido terrible se extiende hacia tu
garganta, te exprime la cabeza, se apodera de tus palabras. Y como un veneno
industrial, te paraliza dejando un sabor acerbo en la boca. Socorro. Soy la
liebre ardiendo en el incendio forestal y me retuerzo calcinada; Socorro. Soy
el último delfín chino que se extingue y espera flotando inerte su hora; Socorro.
Soy el rascacielos dinamitado por el hombre, todo por los aires, todo polvo,
todo nada. Todo por el hombre. Todo por el hombre. Socorro. Cuando te falta el corazón la primera vez,
duele más que cualquier fusta, que cualquier nudo en la muñeca, que cualquier
tacón afilado en el cuello. Cuando te falta el corazón la primera vez, quema
más que una pinza caliente en los labios del secreto.
Y entonces decides: hielo o fuego.
A mí me dieron Miss Enero en el Playboy. Solo hay que enfriar para siempre el amor si quieres ser la mujer más ardiente de América.
Yo me crucé el país con el congelador a punto de incendio.
Y entonces decides: hielo o fuego.
A mí me dieron Miss Enero en el Playboy. Solo hay que enfriar para siempre el amor si quieres ser la mujer más ardiente de América.
Yo me crucé el país con el congelador a punto de incendio.
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